Las guerras que han azotado el este de la R.D. del Congo, han desmembrado muchas familias. Muchas se han quedado sin los padres que no solo aseguraban el mínimo vital para las mismas, sino que también proporcionaban el soporte psico humano que cada niño necesita por su crecimiento. Con lo cual, muchos niños se encuentran en las calles de Bukavu, en el este de la R.D. del Congo, sin apoyo ni del gobierno ni de ninguna organización.
Este proyecto está orientado a recuperar a dichos niños de la calle, ofrecerles un hogar digno y comida caliente. El objetivo último es reinsertarles en la sociedad después de ofrecerles una formación adecuada que los ayude a lograr una cierta autonomía.
Desde hace dos años, los responsables del proyecto tienen alquilada una casa. Disponen de 15 literas con 30 colchones, sábanas, mantas, utensilios de cocina, mesas, sillas, etc… donde se acogen y acompañan a 30 niños. Una mamá cocinera se encarga de ellos todos los días. Además 3 jóvenes animadores duermen en la casa para escuchar atentamente su situación y ayudarlos como hermanos mayores. Todos van a la escuela, cada uno en su curso, también aquellos que la habían abandonado. Para aquellos que nunca habían estudiado se ha organizado, de acuerdo con un director de escuela, cursos de recuperación, con objetivo de reintegrarlos en el futuro en las clases correspondientes según el nivel de cada uno. Durante este periodo de coronavirus, las escuelas estan cerradas y se realizan iniciativas en la casa.
Tambien se realiza seguimiento a chicos y chicas que no se han podido recuperar porque ya no los pueden acoger por falta de espacio. Se les ofrece comida un par de veces por semana. Son unos cuarenta los que acuden de manera regular. También reciben atención sanitaria, incluyendo 7 chicas de entre 14 y 15 años que están embarazadas.
Los criterios de selección son:
- Menores que tengan cargas familiares o que hayan sido rechazados por sus familias.
- Los que sean huérfanos sin ningún apoyo familiar.
- Que sean hermanos (para no forzar su separación)
Segun se van reagrupando a los menores con sus familiares directos o de acogida, se reemplazan por nuevos niños.
Localización del proyecto:
Se desarrolla en el Municipio de Kadutu, ciudad de Bukavu, provincia del Kivu sur en el este del Congo RD.
Responsables:
Padres AMATO SEBASTIANO y DONATIEN LWIYANDO SX.
Antecedentes:
El Congo ha sufrido dos guerras recientemente, la primera en los años 1995-1996, es la más conocida y la que tuvo menos consecuencia en número de víctimas y destrucción. Sin embargo, la segunda guerra ocurrida entre los años 1998 al 2003, ha sido sin duda la guerra más devastadora sufrida en el continente africano. El número de víctimas: más de 5 millones de muertos, según datos de la ONU, no admite comparación con otras guerras del continente, como pueden ser Angola o el sur de Sudan, ambas con dos millones de muertos, pero en bastantes más años. La ciudad de Bukavu situada en primera línea de fuego ha sido objeto de numerosas invasiones, incluso hasta hoy con bandos armado que siguen contralando algunos territorios alrededor de dicha ciudad.
A parte de las víctimas mortales, las guerras en la RD Congo ha tenido otras graves consecuencias, como el desequilibrio de muchas familias, el aumento del número de huérfanos, la violación sistemática de mujeres y adolescentes, el aumento desmesurado, en las ciudades, de niños y niñas en las calles que es el caso que aquí nos ocupa. La mayor parte de las niñas y niños que se encuentran en la calles de la ciudad de Bukavu, vienen de las aldeas alrededor de la ciudad, donde la guerra hacía estragos y donde los bandos armados siguen sembrando inseguridad y muerte, donde los ejércitos de los países vecinos o los grupos guerrilleros actuaban sin ningún tipo de control y eran frecuentes las matanzas indiscriminadas de los pobladores.
Además, las catástrofes naturales que llegan periódicamente y las enfermedades, entre las más graves el ébola que persiste, y ahora el coronavirus. Sin olvidar las recientes inundaciones, en Uvira, a orillas del lago Tanganica con numerosos muertos, y en Kilomori, cerca de Uvira, en donde la subida de las aguas del lago ha invadido las casas, muchas de ellas, construidas de manera frágil en adobe no cocido, se han hundido. En algunos lugares las aguas del lago todavía no se han retirado.
Justificación:
Recoger a menores de la ciudad de Bukavu que se encuentran en las calles, sin techo y sin comida. Aunque se desconoce exactamente el numero de niños y niñas en la calle, dado que no se ha hecho ningún censo de los mismos, algunas encuestas los cifran en unos 7.000 niños y jóvenes de todas las edades. Por lo que respecta este proyecto, se está acogiendo niños de 5 a 17 años. Estos niños y niñas viven del robo y de la prostitución.
Testimonios:
Mutumishi, 11 años, huerfano:
Vivo en la calle ya desde hace 3 años… Mi padre huyó durante la guerra y se fue no sabemos dónde… Tal vez él murió también… Los vecinos me contaron que nos dejó cuando llegaron los militares en nuestra casa, y no saben por dónde se fue. Mi madre trabajaba muy duro, y muchas veces la veía llorar sobre todo cuando le pedía comida. Un día, yo era muy pequeño, no sé cuántos años tenía, pero vi que mi mama estaba sola en su cuarto y no llegaba a salir de su cama. Vine a decirle que tenía hambre. Ella se quedó mirándome sin decirme nada. Luego, vi que las lágrimas la venia de los ojos. Me sentí mal, y me puse a enjugarlas diciéndole que no se preocupara, pero no se secaban. Pensé que tenía hambre porque yo también cuando tenía hambre lloraba. Entonces, sali de la casa, pero en la cocina no había nada. Me fuí a pedir ayuda en las casas vecinas, pero me dijeron que no tenían comida tampoco. No quería volver a mirar como mi mamá lloraba. Eso me daba mucha pena. Entonces, pensé que podría ir al mercado y pedir ayuda. Pero no me dieron nada. Y desde entonces, no quise volver a mi casa. Me dijeron después, que mi madre estaba enferma y murió. Ya no sabía que hacer ni a donde irme.
En la calle, algunas veces se nos pedían que limpiásemos platos en algunos restaurantes, y nos daban algo de comer. Tenía una chaqueta que me servia de cobertura, pero alguien más grande que yo me la quitó, y desde entonces vivía sin nada para cubrirme la noche. Dormía en un coche abandonado con dos amigos míos. Éramos tres niños… Cuando llovía, no podíamos dormir, porque ese coche no tenía ni ventanas… Algunas veces la policía nos golpeaba, nos daba patadas, como éramos todos niños y no teníamos nada que darles. Cuando no había platos y cacharros que limpiar, robábamos en el mercado. Incluso cuando había, lo que nos daban no nos alcanzaba, entonces teníamos que robar algunos plátanos, pan o algo que comer, incluso dinero si alguien se descuidaba.
Ahora que puedo dormir en una casa, y comer sin tener que robar y sin miedo a que alguien me quite mi comida, me siento muy feliz. Me siento en casa… Me dicen aquí que me mandarán a estudiar para que mañana yo también tenga un coche… Estoy rezando todos los días que venga ya el mes de septiembre para irme a la escuela. Quiero estudiar mecánica y conducir coches. Así, puedo ir a buscar a mi papá, y ayudar a los que van lejos andando
Michael, 10 años, huerfano.
Dormíamos en un kiosco mi hermano y yo, en el mercado de Kamagema, Panzi. Mi padre murió durante la guerra en Uvira, y mi madre nos trajo aquí porque decía que allí no podíamos vivir en paz. Cuando llegamos aquí, no teníamos ni donde ir, y mi mamá nos llevó mi hermano y yo a dormir en una casa que estaban construyendo… Dicha casa, no tenia ni puerta, ni ventana; tampoco tenía baño… Un día, el dueño de la casa nos encontró y gritó a mi mami porque como no había ningún baño, nos íbamos detrás de la casa, y eso no gusto al dueño. Entonces, como se puso a gritar a mi mami, huimos con mi hermano para que no nos pegaran. Aquel día, no volvimos a casa; dormimos en un mercado sin nada que comer. Sentía hambre, pero sabia que incluso mi mamá no tenia comida. Entonces no lloré. El día siguiente pedí a mi hermano que fuesemoss a buscar a mi mami, pero no sabíamos por dónde encontrarla. Muchos días después la encontramos, pero no sabía que decirnos y comprendemos que no tenía a donde llevamos, entonces nos quedamos en el mercado. Ya llevábamos 2 años viviendo allí.
En la calle, mi hermano suele robar cosas, y es así como llegamos a comer. Aunque no me alcanza, no lloro, porque sé que mi hermano no puede hacer más. Solo lloro de noche cuando no me ve, porque si me ve, llora también, y no me gusta que llore.
Ahora que nos han acogido aquí, yo no quiero salir de esta casa. Yo quiero construir muchas casas cuando crezca, y cuidar de mi madre.
Población beneficiaria:
- Los menores de la ciudad de Bukavu que se encuentran en las calles, sin techo y sin comida
- Las familias de origen de los menores, que de este modo, verán recuperados a sus hijos y tendrán un servicio de apoyo y orientación familiar.
- El ayuntamiento, que vería cumplido un objetivo educativo y social básico, como es el de aportar recursos que mejoren la calidad de vida de su población, en este caso seríamos un servicio sustitutorio.
- Las familias de acogida, también se beneficiarán indirectamente, ya que tendrían un espacio de información y de referencia a la hora de acoger a uno de los menores, así como de un servicio de consulta.
Objetivos especificos:
- Promover la protección y la integración de los menores.
- Promover los derechos de los niños.
- Luchar contra la delincuencia juvenil.
- Luchar contra la marginación de los niños huérfanos o los acusados de brujería.
- Brindar a los niños ahora en la calle, la posibilidad de mirar el futuro con esperanza.
- Brindar un hogar digno y respetable a los niños que se encuentran en la calle.
- Establecer los procesos escolares y formativos de los menores residentes.
- Devolver la autoestima y confianza en si mismos a los niños en la calle.
PRESUPUESTO:
- Coste anual del proyecto: $ 35.575
- - Fondo propio : $ 2.700
- Fondo solicitado : $ 32.875
Haz click para ver el ANEXO_III_Presupuesto_proyecto.pdf